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All I ever wantedAll I ever neededIs here in my arms
Por nuestra parte, creemos que el ardiente deseo del matrimonio, común en todas las jóvenes, es una de las causas -sin duda la principal- de las envidias y murmuraciones entre mujeres. El lector sabe que estos defectos son muy femeninos. Pero hay que distinguir envidia de envidia. Podemos decir que, después del matrimonio, hay más envidia entre los maridos que entre las esposas. La razón es muy sencilla. Después de tomar mujer, sobre todos si es bonita y de buen tipo, el hombre supone lo que pensarán los otros hombres respecto a él. Y conociendo la vehemencia de sus deseos y su astucia, se concibe que tema que vengan a sitiarle su dominio. La mujer no piensa así porque está hecha de otro modo. Como siente menos la rudeza del deseo, está menos dispuesta a atribuirlo a las demás representantes de su sexo. De ahí proviene que tenga menos miedo de que le roben el marido.