martes, 10 de febrero de 2009

MYSELF

Una vez más me veo enfrentada a la realidad del último aliento.
La muerte, con su ronda permanente, me visita de tanto en tanto.
Una veces se lleva una pierna,
otras un ojo,
años atrás ya lo hizo con gran parte de mi corazón.
Pero como a las lagartijas:
una nueva pierna, un par de lentes y una costura de plata,
para reparar en parte la pérdida,
para recordar que la vida nos propone un viaje,
y un re-armarnos perpetuo, tan lleno de lágrimas
como de hilarantes momentos.
Pero no olvido que hablo de la muerte,
y, entonces,
me pregunto qué tipo de amor es el que estoy sintiendo.
Me pregunto hasta cuándo me pregunto.
Me pregunto si eso que veo en ti existe.
Si eso que eres cuando me miras es algo más que mi miedo.
Miedo a la muerte en vida.
A la muerte del alma.
A la muerte que no se repara ni con lentes
ni con un hilo de plata.






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