lunes, 11 de mayo de 2009

MY SELF

Me bajé del vagón del metro imaginando que me seguiría.
Qué habrá imaginado él?
Me gustan los flirteos de metro.
Las miraditas.
El nervio en cada parada.
La fantasía desbocada.
La complicidad instantánea.
La seducción por metonimia llevada al paroxismo.
Recuerdo su barba y sus zapatos.
Recordará él mi chaqueta verde y mi chasquilla?

1 comentario:

Carlos Tromben dijo...

Rara vez me ocurren esas cosas en el metro... Tanto invidualismo, tanto diario gratuito y ipod volcando mierda en el snc (sistema nervioso central)... jamás veo a un otro. Pero vamos que se puede!