Tiene manos de marfil
y teclados de Taiwan,
un chico conectado con la ciencia.
Busca aliados de jazmín
y una daga de metal,
y tiene apuro y a la vez paciencia.
Tiene un radio, para vivir, para vivir.
Estamos como el
amor que se hecha a perder,
violando todo lo que amamos,
para vivir, para vivir.
Tiene agujeros que no ves,
picaduras de escorpión,
que oculta un maquillaje de inocencia.
Todo lo que ves o es,
como la imaginación ,
se junta con total interferencia,
en la radio suena un violín.
Estamos como el
amor que se hecha a perder,
violando todo lo que amamos,
para vivir, para vivir.
La última filóloga
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Élida Lois tenía una voz incomparable: con la misma gravedad de la de Olga
Orozco, pero sin los rastros de tabaco y alcohol que la poeta necesitó para
es...
Hace 17 horas
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