domingo, 20 de septiembre de 2009

QUINTAY: “embarcación entregada al viento”


Cuando se abre el corazón
pueden pasar dos cosas:
que explote y se esparza por la vereda,
o que brote
de él quien uno es.
Si
explota y se esparce por la vereda,
ya está,
pero si brota de él quien uno es,
pueden pasar dos cosas:
que se produzca un envejecimiento repentino del carácter,
o que las penas afloren y no se pueda respirar.
Si se produce un envejecimiento repentino del carácter,
ya está,
pero si las penas afloran y no se puede respirar,
pueden pasar dos cosas:
que la falta de oxigeno sea fatal,
o que el corazón decida volver a latir.
Si la falta de oxigeno es fatal, ni modo,
ya está,
pero si el corazón decide volver a latir,
pueden pasar dos cosas:
que la irrigación sanguínea aumente y
la razón tome el control de las cosas,
o que las emociones se vuelvan ogros
y peleen a muerte entre ellas.
Si la irrigación sanguínea aumenta y
la razón toma el control de las cosas,
ya está, (en apariencia)
pero si las emociones se vuelven ogros
y se pelean a muerte entre ellas,
entonces,
puede que el dolor se acabe,
la alegría vuelva al cuerpo,
el amor bostece, se estire
y tras una gran bocanada de aire fresco
decida volver a empezar.




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