jueves, 25 de febrero de 2010

CAQUITO ES UN CONEJO






Hace ya días la familia de Caco decidió que la eutanasia era la mejor opción en este momento de su vida. Caco es-era un gato, y yo viví con él durante algunos meses. Caco era un gato conversista, cazador, patiperro y cariñoso. Caco fue el primero en amasarme la espalda mientras dormía, y siempre extrañare sus reconfortantes patas. (Cala también me amasa mientras duermo, pero la cabeza y con las uñas... supongo-espero que perfeccionará su técnica).
Comencé a escribir esta entrada el día después de su muerte, pero antes de poner PUBLICAR ENTRADA estaba en medio del terremoto y de todo lo demás... En ese entonces tenía mucho para decir, decir por ejemplo que el amor es tangible, que se improvisa, que se ejerce sin pensar, que cuando se siente es formidable y que los pequeños gestos son suficientes cuando amamos.
Decir también que una vida buena es también una buena muerte.
Decir que la amistad es un amor a ciegas, un lugar donde estar seguro y calmo.
Decir que los afectos nos hacen ser y llegar a viejos sin envejecer.
Decir que el día en que Caco murió fue un gran día para mi. Un día en que pude observar el amor maternal de una mujer con historia, de una mujer luchadora, de una mujer con la sensibilidad y fuerza suficiente como para decidir terminar con el sufrimiento de un gato. Su gato. Nuestro gato.

1 comentario:

MEFISTO dijo...

Sonará extraño, pero la muerte de los gatos como que me llena de nostalgia; caquito tuvo suerte de irse durmiendo, hubo y hay otros que se van en la calle, empantanados de olvido y soledad, o alguna madre que lo esperaba a 600 kilómetros de distancia.
un abrazo y caquito a lo mejor cazará palomas con Mefisto.