jueves, 4 de febrero de 2010

DE A POCO EL OTOÑO

Febrero de pronto lo transforma todo.
Los árboles pierden sus hojas en racimos que se precipitan lentamente con el viento que de a poco corre con más fuerza mientras que la gente se ha ido y la ciudad pareciera a punto de quedarse quieta, así de pronto.
Febrero me gusta porque me recuerda cosas, me recuerda historias, me recuerda mujeres y hombres que pasaron por mi vida y que han muerto, algunos murieron en Febrero, o al menos me gusta pensarlo así.
Febrero tiene un dejo de nostalgia por el verano que esperé con ansias y que de repente ya se acaba porque las hojas que se caen en racimos y la gente que se ha ido pareciera decirnos que el verano esta en otra parte, que se ha ido así de pronto a otro lugar.
Febrero me gusta porque siento el viento frío en mis piernas cuando camino, así como camino yo, con pasos grandes y largos así como una pequeña pequeña gigante y me gusta cerrar los ojos especialmente en las mañanas cuando camino por la Alameda frente a la Moneda y camino esa cuadra grande y ancha con los ojos cerrados sintiendo el viento frío de la mañana en mis piernas, largas casi gigantes.
Febrero me gusta porque todo ocurre lentamente como en la infancia y como que el mundo es más pequeño y el horizonte esta cerca cerca de nuestros ojos y lejos lejos en la imaginación.
Febrero me gusta por el viento.
En este preciso instante miro por la ventana de mi departamento y veo el viento colándose entre los árboles de la calle entre el pelo de una joven que pasa corriendo entre los autos enchulados que a diario pasan por Lira lo veo colarse por mi ventana y entrar como buscando algo, quizá un par de piernas gigantes casi tanto como las de una pequeña pequeña gigante.
Febrero me gusta porque no hay planes porque todo y nada es posible porque las noches son tibias y frías son alegres y tristes son solitarias y en compañía son simples, complejas, desprovistas, suculentas, en reversa y con vuelo.
Febrero me gusta como me gustan las manzanas, el pan con palta, la michelada, rio de janeiro, los piqueros en la playa, los besos y las caminatas.
Febrero me gusta como me gusta mi gata y sus gatunos movimientos, me gusta como me gustan los kojak rojos, me gusta como me gusta escuchar el especial de The Smith que están tocando en la Horizonte.
Febrero me gusta y concuerdo con Wittgenstein... no son las cosas sino los hechos los que forman el mundo, al menos el de esta pequeña pequeña gigante.

1 comentario:

MEFISTO dijo...

Febrero me gusta porque tengo que esperar...gracias por recordarlo...
un abrazo y a Cala