lunes, 20 de abril de 2009

Es cierto... los libros guardan esa posibilidad de abrirlos y hacernos caer en la madriguera como Alicia...
Me acuerdo de una película de tardes de cine, con Christopher Reeve y Jane Seymour donde Reeve interpreta a un dramaturgo que en la noche de su primer estreno conoce a una anciana que lo deja totalmente cautivado. Obsesionado con ella, averigua que fue una actriz famosa de principios del siglo XX y descubre que él estuvo con ella en aquel tiempo. Entonces, decide autohipnotizarse en largas sesiones que finalmente lo hacen viajar al pasado, donde él y la mujer se encuentran y enamoran... Obviamente al final todo se acaba cuando él, por descuido, saca del bolsillo de su chaqueta una moneda del tiempo "futuro" y al mirarla vuelve en el tiempo mientras la imagen de su amada se desvanece antes sus ojos... lacrimógena total.

(un vestigio más de la perniciosa construcción de nuestro imaginario amoroso chicas)



2 comentarios:

Juan Carlos Santa Cruz Grau dijo...

No solo de chicas ... esa película la recuerdo perfectamente, y me dejó obsesionado con la idea de encontrar al amor de tu vida en el pasado... el amor por la tragedia cebolla, no tiene género.

cuerpodemujer dijo...

Es verdad, la compulsión a la tragedia es la que nos une y nos separa...