La vida es misteriosa en cuanto a los encuentros. Siempre pienso que con ellos la vida intenta decirme algo, especialmente cuando los encuentros casuales con una misma persona son frecuentes. La mayoría de las veces, en todo caso, no llego a saber qué intenta decirme. Lo que me lleva a una segunda conclusión, no significan nada y tan solo sirven de alimento a la voluminosa construcción de mi mundo imaginario a lo Amelie.
En una época pasada me encontraba siempre con alguien que no quería volver a toparme y parecía una pesadilla, pero luego por fin dejó de ocurrir. Hasta hace poco, me encontraba siempre con alguien que me alucina ver pero de pronto, también dejó de ocurrir. Y me pregunto hasta qué punto y con qué fuerza los eventos externos están ligados a los procesos internos. Porque esos encuentros son en la vida real, cotidiana, esa que no manejamos con nuestros hechizos a los Barbara Eden, pero de algún modo es en esos espacios misteriosos, que unen lo inasible con la materia, donde vamos tejiendo la parte más hermosa del sentido de nuestras vidas.
Viendo este video de Yann Tiersen mientras tomo desayuno me pregunto con quién me gustaría encontrarme corriendo en la calle mientras caen los meteoritos del fin del mundo. Lo bueno, es que se me ocurren varias personas.
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