La instalación del dolor entre nosotros fue la primera forma de entendimiento que encontramos.
Una parte de ella creía que el otro, cualquier otro, se preparaba para atacarla y destruirla.
Imaginaba la ceguera o la mutilación
Durante esas noches del primer año aprendí mucho del delicado y complejo cuerpo de la niñas.
Me invadió el temor a perder una pierna en una carrera,
La lengua en una palabra,
La constancia del miedo me enfrentaba con un mundo empecinado en destruirse y destruirme.
Demasiado herido me dejé caer hacia el abismo.
El abismo era una zona confusa cruzada de dudas en permanente debate. Era la masa desquiciada en un juego eterno e infernal.
Empapado en la duda, hasta mi existencia me pareció cuestionable.
Desde el instante en que percibí el descabezamiento del mundo sin institución ni norma, choqué con mi momento más oscuro y crítico.
Mi hermana armó pieza por pieza mi identidad, mirándome obsesivamente y traspasando en mí su conocimiento.
Me obligó a separar el cuerpo de mi pensamiento y a distanciarme del orden de las cosas.
-Un padre no se rompe, ves?-
Roma eterna (2)
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Por Daniel Link para *Perfil*
Es muy raro que los columnistas especializados en política no hayan
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Hace 1 día
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